Es una de las formas más antiguas de conservar alimentos desde que el hombre aprendió a dominar el fuego. Pero ha pasado de ser una necesidad de conservación, a un gusto buscado por los paladares de quienes gustan disfrutar de las exquisiteces. El complejo sabor que las seleccionadas maderas incorporan en las carnes, quesos y pescados hacen de estos alimentos una alternativa exquisita de delicadas sensaciones.